quarta-feira, maio 30, 2007
Tinky-Winky vs Jaroslav-Lech
Galegadas 2
sábado, maio 26, 2007
Blog com tomates
sexta-feira, maio 25, 2007
As noites
Não é que ela precise, mas...
quinta-feira, maio 24, 2007
Se calhar ainda me apanham mais depressa
quarta-feira, maio 23, 2007
Grandes questões que dividem o mundo 3
terça-feira, maio 22, 2007
Para que serve o cartão único...
segunda-feira, maio 21, 2007
Teoria das sucessões
quinta-feira, maio 17, 2007
Grandes questões que dividem o mundo 3
segunda-feira, maio 14, 2007
Cartas a Mari Puri 12
Este fin de semana me he metido un cierto espíritu en las venas. No, no me he pinchado con nada, no te preocupes. Solamente he descubierto que la única mascletà que se puede ver sin el peligro de ataques de demofobia es esta de la fiesta de la Virgen de los Desamparados, ocasión en que todavía se nota una cierta resaca fallera. No, no me refiero a la voz grave de Rita Barberá ni a la belleza ex-fallera de la odontóloga Elena Muñoz Carpi, ni al estilo tonto-chic de Jorge Juan. Es la gente que celebra la nostalgia fallera, no la Virgen. Despues de la ofrenda en que toda la fallera llora, hay que seguir con la fiesta.
Hay ciertas cosas que solo pueden pasar en suelo levantino, el que ha creado la paella. Como los toros, Marí. En particular, como los picadores pinchando miles de veces al toro. Como las falleras mayores infantiles, como la Virgen celebrada con emoción por los políticos, como el reflejo metálico, que quiere ser oro, pero no puede, Marí.
Por todos estos acontecimientos siento envidia de la señora Rita, pero Rita Barata Silvério, que además de tener mejores toros, tiene un alcalde que es portada en revista gay. Ella que ademas de feminista, es prohumista y no tiene que soportar sucedáneos de Fátima acompañados de masclets, tros de bac y tracas. Pero no es envidia mala.
Ave Mari. Mari Purí. Un beso, guapa.
domingo, maio 13, 2007
Afinal não é vulgar, é para achincalhar
sexta-feira, maio 11, 2007
quarta-feira, maio 09, 2007
Festival da Eurovisão
O Melo D tem barba, mas a tipa que canta com ele também merece o lugar da Sabrina. E outros todos também, mais ou menos. Como não é para ganhar...
domingo, maio 06, 2007
Jorge Ondo, el bombero del Desafío Español
IX Portes obertes en el Cabanyal
¿Se acuerdan ustedes de Justine, aquella muchacha misteriosa que Lawrence Durrell iba persiguiendo por las calles de Alejandría? Ninguna novela ha conseguido reflejar con tanta intensidad esa clase de sugestión que acaba convirtiendo una ciudad, con sus esquinas y sus laberintos, en una deriva del alma. El distrito de Acton, al oeste de Londres, es otra prueba de cómo la literatura puede convertirse en urbanismo. Por ese barrio con olor a colada de lavandería caminó una noche sin rumbo fijo el personaje Edgard Darnell. Gracias a la pasión por el callejeo insomne, este rutinario y aburrido funcionario de la City se transformó de pronto en un soñador. También Pessoa dejó de ser un escribiente gris para convertirse en poeta mientras caminaba por el Chiado. Fueron muchos los que construyeron su propio cosmos de la ciudad con los vagabundeos de cada día, subiendo y bajando de los autobuses, frecuentando los cafés, comprando el periódico en el quiosco de la esquina.
Una ciudad no es una sólo una red de infraestructuras ni de grandes edificios caligráficos que proyectan su vanidad como el estanque de Narciso, sino el cañamazo íntimo de los barrios que la cosen por dentro. Para entenderlo no hace falta sucumbir a la nostalgia. Hay capitales que han logrado conquistar el escaparate de la modernidad sin vender su alma al diablo. Han crecido de forma orgánica asumiendo cada poblado periférico. En ellas el pasado y el presente se dan la mano sin necesidad de acuchillarse por la espalda. Pero hay otras ciudades que se niegan a sí mismas, como Valencia que ha vendido por treinta monedas su barrio más emblemático. ¿Se imaginan ustedes que el Ayuntamiento de Lisboa metiera las hormigoneras en el corazón de la Alfama? ¿O que Londres diera la espalda a Chelsea y a Bloomsbury ¿O que Praga entregara a las inmobiliarias los callejones de Mala Strana?
Es lo que sucede aquí, donde el desarrollismo hortera de las autoridades obliga a los ciudadanos a una resistencia numantina como la que protagonizan desde hace meses los vecinos de El Cabanyal. No hay otro barrio más encarnado en la Historia de la ciudad. En sus calles se levantaron barricadas, se nutrieron de ironía los sainetes de Escalante y Blasco Ibáñez escribió Flor de Mayo. Su luz brilló como limaduras de oro en los pinceles de Sorolla y se fue entibiando con una penumbra sensual de puertas abiertas y camas medio deshechas en la cámara del fotógrafo Agustín Centelles. Desde aquí cada mañana al despuntar el alba, las pescaderas llevaban sus capazos de rape y salmonetes al Mercado Central en tartanas adornadas con banderas de la CNT y estandartes de la cofradía, como corresponde un barrio republicano y anticlerical, pero devoto hasta el tuétano del Cristo del Mar.
Si se descuartiza este poblado marítimo, Valencia habrá perdido para siempre su lugar en el mundo. No me refiero ahora al plano urbano, sino a otro plano superior, al que pertenecen todas las ciudades que queremos, con olor a pan y a colada recién tendida como la canción de una lavandera del Grao. Porque antes de quedar definitivamente sepultadas bajo un bombardeo de cemento armado, es en el corazón de sus habitantes donde las ciudades se juegan la supervivencia. ¡Salvem el Cabanyal!